miércoles, 29 de mayo de 2013

Pues ¡ponte a ver la tele!

¡Qué gran invento!, ¡la televisión!.  Veamos algo de ella desde el punto de vista tecnológico:
Ante ella caben tantas opciones como personas televidentes. El problema no es tanto si la tenemos o no, ni siquiera si en vez de una sola tenemos tantas como habitaciones haya en la casa. La cuestión es sencillamente "el uso que hagamos de ella". Necesitamos educar en el uso adecuado de este recurso; no es un trasto más, no es un juguete como otro cualquiera. Tiene infinidad de implicaciones y usos, puede influir fuertemente en la vida familiar.
Ventajas e inconvenientes del uso del televisor.
Desde esa perspectiva de "educar a los hijos para que sepan usar adecuadamente la televisión" vamos a entrar en sus elementos fundamentales:
Una parte fundamental de los contenidos transmitidos a través de los medios de comunicación social, especialmente a través de la televisión, la constituye la publicidad. Por ello, dentro de un uso crítico de la misma por parte de los niños, es fundamental que aprendan, primero a distinguir la publicidad del resto de contenidos, y segundo, a distinguir los mecanismos que utiliza.
La mayoría de los programas infantiles adolecen de riqueza en sus códigos y guiones. El lenguaje utilizado es extremadamente sencillo, las situaciones presentadas reproducen los esquemas dominantes de competitividad, son un mero "envase" de concursos y series violentas… incluso en formato de “dibujos animados”.
Podemos resumir los aspectos negativos de la TV en que:

  • Homogeneiza la realidad.
  • Transmite valores competitivos y violentos.
  • No deja tiempo para otras actividades.
  • Crea dependencia.
  • Fomenta la incomunicación dentro de la familia.
  • Por su carácter de simultaneidad no llega a respetar las características y necesidades de los niños y niñas, más bien se sirve de ellas "para vender productos para el consumo".
  • Genera pasividad.
  • La pasividad que se genera, puede destruir el desarrollo del espíritu crítico y la búsqueda personal de conocimientos. Por tanto, los niños muy asiduos a este medio presentan una falta de iniciativa, de creatividad y en muchos casos no son capaces de organizar sus propios juegos. Las imágenes pasan demasiado rápido sin dejar tiempo a reflexionar.
  • Restringe la capacidad de imaginar espacios, lo da todo hecho.
  • El tiempo pasado viendo la televisión es paralelo a la caída del rendimiento escolar, al declive de la capacidad de atención y a la concentración intelectual.
  • En lo que concierne al sentido del esfuerzo del trabajo, los efectos son muy negativos. Hasta el maestro tiene que esforzarse si quiere hacer atractivas sus clases y competir con la pequeña pantalla. Ante esta realidad, estimular a los alumnos para que se interesen por la lectura es una difícil tarea.
  • Las imágenes televisivas, están creando futuras generaciones de no lectores y no sólo disminuyen el interés por la lectura, sino que incluso ponen obstáculos a la capacidad de expresarse verbalmente y por medio de la escritura.
  • En ocasiones, la televisión introduce en el seno de la familia una nueva fuente de modelos para imitar, muchos totalmente ajenos a las costumbres o formas de pensar de los padres.
  • El chico es conducido a imitar las ”proezas” de esos héroes artificiales, intentando reproducir acciones absurdas, dañinas para su salud física o moral.
En cuanto a los valores positivos podemos considerar:

  • Su capacidad para el entretenimiento.
  • No requiere un esfuerzo para su comprensión.
  • Transmite conocimientos.
  • Acerca a otras realidades.
  • Es o puede ser un medio perfecto para la transmisión de valores, como pueden ser el respeto por la naturaleza, la solidaridad con otros pueblos, la pluralidad...
  • Evita desplazamiento a los centros de información y formación.
  • Bien utilizada, ofrece infinidad de elementos para la reflexión y análisis crítico tanto de la realidad tal como es como de la realidad que la misma televisión se empeña en hacernos creer que es.
  • Si tenemos reproductor de DVD, podemos planificar nosotros mismos los programas, vídeos, documentales, etc... que queremos ver solos o con nuestros hijos.
Pautas y sugerencias ante esta realidad.

1.     Pasemos más tiempo junto a los hijos/as: hablando, jugando... favoreciendo relaciones profundas y maduras en la FAMILIA. Estructurar el tiempo libre con distintas actividades alternativas a la televisión, o al menos alternando tiempos con ella y los videojuegos, ordenadores...
2.     Ocuparnos de los contenidos de los programas de televisión que se ven en el hogar. Echarle la culpa a la programación es lo más fácil y cómodo pero mientras nosotros no separemos lo  que "vale la pena ver de lo que no"... de poco servirá nuestra crítica.
3.     Acompañar, en lo posible, a los hijos/as en el visionado de los programas, comentando y discutiendo con ellos los aspectos más polémicos o sobresalientes.Informarnos del contenido de los programas con anterioridad al visionado de éstos.
4.     Además ser críticos con todos aquellos programas que no respeten los valores y derechos del niño.
5.     Obtener información de los riesgos que la visión prolongada e indiscriminada de la televisión puede producir en los niños/as, para así poder prevenir y orientar a los hijos/as sobre los aspectos negativos de la televisión en la salud.
6.     Ayudar a crear en el niño/a una mentalidad crítica que lo proteja en su desarrollo psicoemocional y educacional de los múltiples y permanentes mensajes publicitarios que incitan a hábitos de vida no saludables, antisociales y puramente consumistas.
7.     Explicar a los hijos/as con claridad y razonadamente el equilibrio que debe existir necesariamente entre los horarios dedicados a la televisión, y las obligaciones escolares y extraescolares.
8.     Enseñar a "ver programas de TV", no a "ver TV". Orientar para ver programas con contenidos relacionados con el ocio, la cultura, la naturaleza, creativos...  Evitando aquellos insustanciales o superficiales, por no decir perniciosos.
9.     Comprender que mirar la TV es más un hábito que un gusto y como tal hábito puede cambiarse por otro en el ámbito familiar.
10.   Entender que la TV como medio de comunicación no es ni buena ni mala, el calificativo que adquiere estará en función del uso que cada uno de nosotros hagamos de ella.
Aparte de este decálogo, es aconsejable que:
  • Si vamos a tener televisión en casa, instalémosla en el recibidor o sala de estar, no en el comedor ni en los dormitorios (con una sola debiera bastar).
  • Evitemos utilizarla de "niñera": enchufarla, por sistema, para entretener a los niños acabará por convertirla en sustituta de nuestras pautas educativas.
  • Marquemos con flexibilidad razonable un máximo de tiempo para verla y siempre con criterios educativos.
PARA LA REFLEXIÓN EN FAMILIA:

  • ¿Añadiríamos otras "pautas y sugerencias" a tener en cuenta en nuestra familia respecto al uso de la televisión?. ¿Cuáles de las expuestas aquí nos cuesta llevar a la práctica sobre todo?, ¿por qué?.
  • ¿Para qué realizar este esfuerzo?. ¿Qué efectos positivos observamos en aquéllas que sí practicamos?.
  • ¿Qué utilidades positivas podríamos darle a la televisión y que de momento no estamos aprovechando?, ¿qué otras costumbres relacionadas con ella nos conviene cambiar o desterrar?. Hablémoslo en pareja, con honestidad.
  • ¿Cómo podríamos mejorar implicando en ese cambio la voluntad de nuestros hijos?.
 PARA AMPLIAR, CONTRASTAR O PROFUNDIZAR:

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